[av_one_full first]Desde tiempos que se remontan a antes del nacimiento de  Cristo, el yogur ya era consumido en las tierras orientales pero al llegar dicho producto al Líbano, se le hicieron ciertas modificaciones  y entonces pasaría a conocerse con el nombre de ‘Laban’.
[/av_one_full]

[av_one_full first]

[av_image src=’http://priegola.com/wordpress/wp-content/uploads/2012/08/laban.jpg’ attachment=’16017′ align=’center’ animation=’no-animation’ link=’lightbox’ target=» styling=» caption=» font_size=» appearance=»][/av_image]

[/av_one_full]

[av_one_full first]

Dicho alimento nació como respuesta a las necesidades de una sociedad eminentemente pastoril que no tenía forma de conservar la leche si ésta no se hallaba fermentada. De esta manera, modificaron inteligentemente su procesado de forma que fuese posible su conservación a temperatura ambiente.

El Labán es simplemente leche sometida a un proceso de fermentación mediante alta pasteurización. La fermentación origina una disminución en la lactosa, haciendo la leche más digerible, a la vez que conserva todas sus propiedades nutricionales. Recientes estudios microbiológicos de las cepas fermentadoras en el Laban tradicional libanés,  muestran más de noventa cepas diferentes de bacterias lácticas, siendo  en su mayoría Lactobacillus delbrueckii subspespecie bulgaricus y en segundo lugar Streptococcus thermophilus, por lo que los investigadores concluyen que el Laban es leche fermentada con valores nutricionales similares al yogur (aunque con sus características específicas) y textura similar al yogur líquido.

Los beneficios incluyen una mayor digestibilidad que la leche no fermentada por su disminución en lactosa (podría ser apto para ciertas personas con intolerancias leves a la lactosa como alternativa a las leches sin lactosa)  y el beneficio añadido de la regulación de la flora intestinal propia de cada individuo, modulándola hacia un incremento de las cepas beneficiosas en detrimento de las patógenas, a la vez que se mejoraría el tránsito intestinal, combatiendo el estreñimiento (en este sentido aumentaría la tolerancia de los lácteos en personas con dicho problema).

La importancia en los hábitos de la cultura árabe es tan marcada en su consumo, que cerca del 70% de su producción láctea se destina precisamente a la elaboración del Laban en las sociedades de Oriente Medio. Sobre todo se usa profusamente en la cocina libanesa y siria pero su predominio se ha extendido a todas aquellas naciones de influencia árabe y, por consiguiente, a todos los países a los que han emigrado estos pueblos, dando la opción a otras culturas, de conocer sus estupendas y saludables propiedades digestivas y nutricionales.[/av_one_full]