Recetas con Simbiotic Drink

Recetas en nuestro blog, elaboradas con Priégola Simbiotic Drink

Recetas fáciles y sabrosas


Bizcocho de Chocolate con Simbiotic Drink

Los lácteos fermentados sirven para muchas más cosas de lo que habitualmente se piensa, por ejemplo para dar sabor y esponjosidad a un bizcocho como este de chocolate. ¿A que no se os había ocurrido? No te acostarás sin saber una cosa más.

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Receta de Lassi de café

No, no arruguéis la nariz porque no sabéis lo que es un lassi, dadnos tiempo a que os lo expliquemos. El lassi es una bebida popularísima en la India que se bebe fría y que se prepara mezclando yogur con especias, si es salada, o con endulzantes y frutas si es dulce. ¿Cómo os habéis quedado?

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Consumo de Leche Fermentada

Beneficios del consumo regular de leche fermentada

Beneficios en la madurez

Leche fermentada y desnutrición

El envejecimiento es una de las etapas en las que la persona se muestra más vulnerable a las deficiencias nutricionales. La pérdida de apetito, el deterioro de la dentadura, la digestión difícil y los cambios psicológicos conducen a cambios alimentarios. No comen adecuadamente y esto favorece la desnutrición (Rolls et al., 1995; Saltzman et al., 1998).

Una buena solución es incluir en la dieta de los ancianos las leches fermentadas como el yogur porque tienen un alto valor nutritivo, son fácilmente digeribles y ayudan a la asimilación de los nutrientes.

Beneficios probados de los lácteos fermentados

  • Alta densidad de nutrientes y moderada cantidad de energía. En la tercera edad las necesidades de energía disminuyen, sin embargo, el consumo de nutrientes debe mantenerse.
  • Alta cantidad de proteínas. El consumo de proteínas es muy importante en la tercera edad, ya que un déficit de las mismas afecta directamente al metabolismo proteico y óseo.
  • Alta cantidad de vitaminas. Los fermentos lácticos aportan una importante cantidad de riboflavina, tiamina, cianocobalamina, ácido fólico, vitaminas A y D, siendo muy frecuente que los ancianos presenten un déficit de estas vitaminas (Monget et al., 1996).
  • Fuente de calcio. Muchas personas mayores son deficitarias en este mineral, con el consiguiente riesgo de sufrir osteoporosis (Murray, 1998) e hipertensión (Hata et al., 1996).
  • Inhibición de bacterias. Las leches fermentadas regulan la flora microbiana y protegen la salud del anciano porque inhiben el crecimiento de las bacterias perjudiciales en el intestino.
  • Alta digestibilidad. Los problemas de digestión son comunes en la tercera edad y la leche fermentada es fácil de digerir.
  • La intolerancia a la lactosa aumenta con la edad y las leches fermentadas pueden ser la alternativa a la leche. Muchas personas con intolerancia a la lactosa llegan a suprimir el consumo de lácteos lo que puede llevarles a sufrir deficiencias nutricionales, especialmente en calcio. Diversos estudios han hallado un aumento en la prevalencia de osteoporosis en personas con deficiencia en lactasa que evitan el consumo de productos lácteos (Lee et al., 1998; Carroccio et al., 1998; Goulding et al., 1999). Estos trabajos subrayan que esta conducta es un error, dado que algunos productos, como el yogur, son excelentes fuentes de calcio y son bien tolerados por los sujetos con intolerancia a la lactosa.
  • El consumo de leches fermentadas como el yogur no sólo se ha asociado en diferentes estudios con una mejora de la salud, sino también con la protección frente a determinadas enfermedades, como la hipertensión (Kynast-Gales , 1992). El consumo regular de yogur que contiene Lactobacillus acidophilus reduce los niveles de colesterol (LDL-colesterol) (Scaafsma et al., 1998). La reducción del colesterol en sangre puede tener un impacto significativo sobre el riesgo de enfermedad coronaria.
  • Asimismo, algunos estudios afirman que el consumo regular de lácteos mejora la flora intestinal y los problemas de estreñimiento, protege, contra las infecciones intestinales, aumenta la respuesta inmune del anciano (Van de Water et al., 1999) y puede reducir los problemas digestivos. Existen estudios experimentales que sugieren que el yogur podría prevenir ciertos tipos de cáncer (Mixoy, 1999).

Probióticos, Prebióticos – Flora intestinal – Colon saludable

A medida que envejecemos, se cree que la composición del ecosistema bacteriano del intestino varía lentamente, haciéndonos más vulnerables a las infecciones intestinales y a las enfermedades del colon.

Dado que en esta etapa de la vida se reduce la cantidad de alimentos ingeridos, es más importante que nunca, mantener nuestra flora intestinal saludable para poder asimilar la mayor cantidad posible de nutrientes, vitaminas y minerales (calcio), de los alimentos que consumimos.

Si en la senectud conseguimos mantener una flora intestinal saludable, reforzaremos nuestro sistema inmunológico que es básico para que esta población adulta pueda defenderse de numerosas agresiones externas (infecciones, diarreas, etc.).


Probióticos y Prebióticos

¿Qué es un Probiótico?

Microorganismos vivos beneficiosos para la flora intestinal

Los probióticos son aquellos microorganismo vivos que, al ser agregados como suplemento a la dieta, afectan de forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el intestino.

Los probióticos estimulan las funciones protectoras del sistema digestivo. Son también conocidos como bioterapéuticos, bioprotectores o bioprofiláticos y se utilizan para prevenir infecciones gastrointestinales.

Ha sido probado in vitro e in vivo el efecto de los probióticos en estados patológicos como diarreas, infecciones del sistema urinario, desórdenes inmunológicos, intolerancia a la lactosa, hipercolesterolemia, algunos tipos de cáncer y en alergias alimentarias.

El yogur tiene las condiciones necesarias para ser considerado como un alimento probiótico. Contiene microorganismos vivos, una parte de ellos permanece en el sistema intestinal e interactuán con la flora bacteriana. Estas bacterias presentes en el yogur y otras leches fermentadas se caracterizan por transformar mediante la fermentación algunos azúcares, principalmente la lactosa que se transforma en ácidos orgánicos como el láctico y el acético.

La ingesta regular de leches fermentadas puede resultar beneficiosa para prevenir enfermedades infecciosas comunes por ingestión de patógenos.

¿Qué es un Prebiótico?

Ingredientes alimenticios naturales beneficiosos

Los prebióticos son ingredientes no digeribles en la dieta, que producen efectos beneficiosos estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de uno o más tipos de bacterias en el colon. Dichas bacterias tienen a su vez la propiedad de elevar el potencial de la salud de la persona que ingiere el alimento prebiótico.

Un alimento prebiótico desempeña las siguientes funciones biológicas en el cólon:

  1. Suministra la mayor parte de la energía que necesitan las células de la mucosa colónica.
  2. Estimula el crecimiento y la diferenciación de las células.
  3. Inhibe el crecimiento de las células tumorales.

La insulina y la oligofructosa, clasificadas como fibra dietética, son otro ejemplo de prebióticos. Constituyen ingredientes alimenticios naturales, extraídos de las raíces de la achicoria y se encuentran presentes además en otras plantas como la cebolla, el ajo, el espárrago. Estos compuestos modulan positivamente la fisiología del sistema gastrointestinal, fundamentalmente en cuanto al aumento del peso de las heces y la frecuencia de evacuación intestinal. Actualmente se estudian otros efectos como el aumento de la absorción del calcio, la estimulación del sistema inmunológico y la reducción del riesgo de cáncer de colon.

La combinación simbiótica

Probióticos y Prebióticos en un mismo producto

Está demostrado que la combinación simbiótica tiene un efecto beneficioso más importante que los probióticos y los prebióticos por separado. (Rowland 1998).


Microflora Intestinal

La importancia de la "Microflora Intestinal"

Es el elemento más relevante para la actividad del sistema inmune y los mecanismos de protección inespecífica ya que es en él precisamente, donde son más activos.

Favorecer el ecosistema intestinal con bacterias beneficiosas

Para algunos expertos, la clave de nuestra salud reside en nuestros intestinos hasta el punto de que los consideran algo así como las raíces del árbol llamado hombre. Y es que el intestino no es un simple órgano de absorción. Es el elemento más relevante para la actividad del sistema inmune y los mecanismos de protección inespecífica ya que es en él precisamente, donde son más activos. Sus células inmunocompetentes reconocen los agentes patógenos y activan la producción de linfocitos, que a su vez, segregan aticuerpos inespecíficos.

Cuando nacemos el tracto gastrointestinal es estéril pero poco después se instala de forma permanente un complejo conjunto de aproximadamente 400 tipos diferentes de microorganismos que trabajan en armonía con el mantenimiento de la salud. Esa micro-flora o flora intestinal, pesa más de un kilo, y puede estar compuesta por hasta 100 billones de microorganismos diferentes y tiene una actividad metabólica global similar a la de un hígado.

Una  vez que esta micro-flora se ha instalado puede verse afectada negativamente por factores como el consumo de alimentos muy refinados pobres en fibra, los tratamientos antibióticos y el estrés, entre otros. Pero también se le puede ayudar mediante la introducción en nuestra dieta de alimentos prebióticos y probióticos, alimentos considerados funcionales porque son capaces de modificar la flora intestinal, entre otros efectos saludables. De esta forma, a la vez, se produce un efecto beneficioso sobre el sistema inmune que nos permite prevenir las distintas enfermedades, incluido el cáncer.

Cuando tenemos una flora intestinal alterada, disminuida o dañada suelen surgir algunos síntomas claros que nos ayudan a identificar este problema común.

Entre las importantes funciones que realiza y lleva a cabo la flora intestinal, nos encontramos con que es muy importante para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario; más concretamente se encarga de la especialización del tejido linfoide asociado a la mucosa de los intestinos. Esto se traduce en algo muy sencillo: las bacterias presentes en la flora intestinal se encargan de mostrarle a los linfocitos T qué cepas son útiles para el organismo y cuáles no, lo que aporta ventajas añadidas dado que brinda la posibilidad de que nuestro sistema inmune sea capaz de reconocer a los antígenos invasores.

Pero sus funciones no quedan aquí, ya que determinados tipos de flora intestinal poseen enzimas útiles para la digestión de los hidratos de carbono, especialmente carbohidratos como el almidón, los oligosacáridos y algunos azúcares que sin embargo nuestro organismo no absorbe durante el metabolismo.

¿Por qué es importante cuidar nuestra flora intestinal?

Si tenemos en cuenta las funciones principales que lleva a cabo la flora intestinal, no hay duda que su cuidado es fundamental a la hora de poder disfrutar de una buena salud, y que nuestro sistema inmunológico pueda funcionar de forma adecuada y correcta.

Y es que solo debemos fijarnos en esas funciones para percatarnos de por qué es tan importante cuidarla: por ejemplo, aumenta la resistencia a las infecciones (protegiéndonos frente a posibles infecciones víricas o bacterianas), impiden el crecimiento de bacterias culpables de trastornos en el tránsito intestinal, ayudan en la digestión de los alimentos, y permiten una mejor absorción de los nutrientes.

Existen diferentes hábitos fáciles de seguir y útiles a la hora de cuidar nuestra flora intestinal: comer yogur, probióticos y prebióticos son una opción sencilla puesto que son ricos en microorganismos y bacterias vivas beneficiosos para nuestra flora, por ello también son recomendados a la hora de fortalecer nuestro sistema inmunológico. También es importantísimo seguir una dieta rica en alimentos con alto contenido en fibra, como por ejemplo frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales, legumbres y frutos secos.

¿Cómo saber si nuestra flora intestinal está dañada?

Existen algunos síntomas que tienden a surgir cuando nuestra flora intestinal está dañada. Podríamos decir que son signos o señales que nos ayudarán a descubrir si nuestra flora se encuentra mal o debilitada y ponernos por tanto manos a la obra para poder regenerarla.

Los síntomas a tener en cuenta y que pueden indicar la posible existencia de una flora intestinal dañada, alterada o disminuida son los siguientes:

  • Problemas digestivos e intestinales: cuando nuestra flora intestinal se encuentra alterada surgen problemas y síntomas digestivos comunes, como por ejemplo es el caso de la hinchazón abdominal, gases y flatulencias.
  • Cambios en el hábito a la hora de ir al baño: es común que surja estreñimiento, lo que se traduce en que nos costará más ir al baño hasta que la flora no se regenere. No obstante, también se pueden alternar periodos de estreñimiento con diarrea frecuente.
  • Cambios en las heces: al igual que se producen cambios en nuestro hábito a la hora de ir al baño, también pueden aparecer cambios en las heces. Por ejemplo, es común que las heces se vuelvan con un olor muy desagradable.
  • Cólicos intestinales: suelen surgir más habitualmente molestias y cólicos en los intestinos, que causan dolor en la zona abdominal.
  • Aumento de las infecciones: al disponer de una flora intestinal dañada o alterada tienden a aumentar las infecciones, ya que nuestras defensas se encuentran debilitadas.

¿Qué hacer para recuperar la flora intestinal?

A la hora de regenerar y recuperar nuestra flora intestinal es esencial seguir una alimentación variada y equilibrada. En este sentido, es posible aumentar el consumo de determinados alimentos útiles para su regeneración. Son los siguientes:

  • Yogur: rico en microorganismos beneficiosos es fundamental para cuidar la flora intestinal. Además, aporta otros nutrientes como minerales, vitaminas y proteínas de buena calidad.
  • Probióticos y prebióticos: son productos ricos en bacterias vivas y en ácido láctico, útiles para fortalecer el sistema inmunológico. Destacan sobre todo los prebióticos, que ayudan a la estimulación del crecimiento de las bacterias beneficiosas presentes en el colon.
  • Alimentos ricos en fibra: como es el caso de frutas y hortalizas en general, especialmente la manzana, pera, fresas, kiwi e higos.
  • Raíz de jengibre: es una opción natural maravillosa a la hora de mantener saludable nuestra flora intestinal, convirtiéndose además en un remedio excelente para cuidar nuestros sistema digestivo.
  • Kéfir: destaca por ser un alimento probiótico útil para regenerar la flora intestinal, de manera que su consumo es ideal cuando existe algún desequilibrio en nuestra flora intestinal.

Como vemos, es importantísimo fijarnos en los síntomas que pueden señalar la  posible existencia de una flora intestinal reducida o en mal estado para ocuparnos de su regeneración y protegerla. No hay duda que nuestra salud y nuestras defensas lo agradecerán.


Alimentos Funcionales

Los alimentos funcionales

Los productos simbióticos son alimentos funcionales

¿Qué es un alimento funcional?

El concepto de alimentos funcionales nació en Japón. En los años 80, las autoridades sanitarias japonesas se dieron cuenta que para controlar los gastos sanitarios, generados por la mayor esperanza de vida de la población anciana, había que garantizar también una mejor calidad de vida.

Los alimentos funcionales no han sido definidos hasta el momento por la legislación europea. Generalmente, se considera que:

son aquellos alimentos, que se consumen como parte de una dieta normal y contienen componentes biológicamente activos, que ofrecen beneficios para la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades.

Entre algunos ejemplos de alimentos funcionales, destacan los alimentos que contienen determinados minerales, vitaminas, ácidos grasos o fibra alimenticia, los alimentos a los que se han añadido sustancias biológicamente activas, como los fitoquímicos u otros antioxidantes, y los probióticos, que tienen cultivos vivos de microorganismos beneficiosos.

¿Por qué necesitamos alimentos funcionales?

En Europa, ha aumentado considerablemente el interés de los consumidores por conocer la relación que existe entre la dieta y la salud. Hoy en día, la gente reconoce en mayor medida, que llevar un estilo de vida sano, incluida la dieta, puede contribuir a reducir el riesgo de padecer enfermedades y dolencias, y a mantener el estado de salud y bienestar. El apoyo que se está dando a la importancia de alimentos como las frutas, las verduras y los cereales integrales en la prevención de enfermedades, así como las últimas investigaciones sobre los antioxidantes dietéticos y sobre la combinación de sustancias protectoras en plantas, está contribuyendo a impulsar el desarrollo del mercado de los
alimentos funcionales en Europa.

La necesidad de contar con alimentos que sean más beneficiosos para la salud, también se ve apoyada por los cambios socio-económicos y demográficos que se están dando en la población. El aumento de la esperanza de vida, que tiene como consecuencia el incremento de la población anciana y el deseo de gozar de una mejor calidad de vida, así como el aumento de los costes sanitarios, han potenciado que los gobiernos, los investigadores, los profesionales de la salud y la industria alimenticia busquen la manera de controlar estos cambios de forma más eficaz. Ya existen una gran variedad de alimentos
a disposición del consumidor, pero en estos momentos la prioridad es identificar qué alimentos funcionales pueden mejorar la salud y el bienestar y reducir el riesgo o retrasar la aparición de importantes enfermedades, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la osteoporosis.

Si los alimentos funcionales se combinan con un estilo de vida sano, pueden contribuir de forma positiva a mejorar la salud y el bienestar.


Origen de los Simbióticos

Origen de los Simbióticos

Su descubridor Élie Metchnikoff recibió el Premio Nobel de Medicina en 1908 por sus efectos beneficiosos en el organismo humano

Elie Metchnikoff

Desde la Grecia antigua se conoce que determinados alimentos son buenos para la salud. Ya lo dijo Hipócrates en el siglo V a.C.: “Haz que tus alimentos sean tus medicinas y que tus medicinas sean tus alimentos” Esta frase ha pasado al hombre actual mediante la máxima: “Somos lo que comemos”. Los griegos sabían por experiencia que la leche coagulada era un buen remedio contra males estomacales, de hígado o enfermedades respiratorias. Creían que era un alimento “milagroso”.

El emperador mongol Genghis Khan alimentaba a su ejército con “kumis”, una clase de bebida láctea que contenía algo de alcohol. Y las poblaciones nómadas de los Cárpatos y del Cáucaso utilizaban bolsa de piel de cabra para y transportar la leche fresca; al final la leche se convertía en una masa semisólida, en contacto con las bacterias que fermentaban la leche al calor de la bolsa de piel.

De forma empírica se descubrió que estos alimentos no se estropeaban, sabían bien y eran buenos para la salud; la explicación científica es que las bacterias producían ácido láctico a partir de hidratos de carbono benefician al ser humano.

Con el tiempo se surgieron los términos yogur (de origen árabe) o “leche búlgara”. Aunque el yogur es la más famosa, hay otro tipo de bebidas a base de leche fermentada: “Mazum” (Armenia), “kéfir” (Rusia) o “Masslo”, en Irán. Hoy las bacterias del ácido láctico (BAL) están muy de moda.

El “descubridor” oficial de los microorganismos vivos beneficiosos para salud fue el microbiólogo ucraniano Élie Metchnikoff, que consiguió el Nobel de Medicina en 1908 por descubrir el mecanismo de acción de las leches fermentadas (yogures, leche búlgara) y de sus efectos beneficiosos en el organismo humano. En primer lugar, el investigador demostró que la fermentación del yogur era posible por la acción de bacterias (lactobacilos) capaces de convertir el azúcar de la leche en ácido láctico; la sustancia resultante prevenía el desarrollo en el intestino de microorganismos dañinos que surgen tras la descomposición de alimentos. Logró aislar en laboratorio a las “bacterias buenas”.

¿Y cuál fue su trabajo de campo? Estudiar el porqué de la longevidad en Bulgaria. Un país no muy desarrollado como éste a principios del siglo XX tenía un número relevante de ciudadanos que sobrepasaban los cien años… La razón, según el microbiólogo ucraniano, estaba en la base de la dieta: yogur o leche búlgara. Así, Metchnikoff se convirtió en defensor del concepto hipocrático de la “dieta-medicina”.


Priégola Simbiotic Drink

Priégola Simbiotic Drink

Leche fermentada | Fuente de energía y bienestar

Numerosos estudios científicos y pruebas clínicas avalan que los probióticos y prebióticos que intervienen en la elaboración de Priégola Simbiotic Drink aportan múltiples beneficios para la salud en relación diferentes patologías, según la selección de algunos estudios facilitados por Ch.Hansen A/S (Dinamarca) y Orafti (Bélgica).

Debido a propiedades específicas de fermentación, afecta a varias funciones relacionadas con la protección de la mucosa intestinal y su reparación.

Probióticos y Prebióticos en un solo producto

Priégola Simbiotic Drink contiene Probióticos y Prebióticos

Priégola Simbiotic Drink contiene 5 tipos de microorganismos probióticos capaces de vivir en perfecta simbiosis en el intestino humano.

  1. Streptococcus thermophilus
  2. Lactobacillus delbruecki subsp. bulgaricus
  3. Lactobacillus acidophilus
  4. Lactobacillus casei 431
  5. Bifidobacterium

Fermentos probióticos activos que contienen:

1 y 2. El Streptococcus thermophilus STY-31 y el Lactobacillus bulgaricus

Son los microorganismos responsables de la fermentación de la leche para la obtención del yogur tradicional. Como es sabido, el yogur aporta al tracto intestinal sustancias estimulantes de la actividad biológica (péptidos, aminoácidos libres, minerales, vitaminas y enzimas). Ácido láctico que ayuda a la conservación de la flora intestinal acidófila, preparando el medio intestinal adecuado.

La lactosa, azúcar natural de la leche, por efecto de las lactasas intestinales, es hidrolizada parcialmente en galactosa y glucosa, fácilmente absorbibles.

El hecho de que las bacterias acidolácticas transformen la lactosa en ácido láctico y CO2 tiene una importancia fundamental, ya que la ingestión de leches fermentadas permite un aporte de leche a los individuos intolerantes a la lactosa.

La producción de ácido láctico es el efecto más beneficioso de la fermentación de la leche, ya que favorece la proliferación de la flora intestinal acidófila.